En la
Italia de 1963 no era fácil contar en un film una historia donde lo central es
el sadomasoquismo. Ni en Italia ni en ningún lugar del planeta. Si sumamos que
el placer fruto de una desviación sexual es fruto de una relación incestuosa
con un espectro que agita su látigo y rompe las carnes de la dama desde el más
allá, esto es el acabose. Ante esta situación existen solo dos posibilidades
ante una supuesta realización de semejante idea:1) el resultado es una
autentica basura bizarra, o 2) el resultado es una autentica obra de arte. Eso
si, solamente puede darse la segunda opción si el proyecto se deja en manos de
MARIO BAVA. Y así fue.
La frusta e
il corpo es una película esencial para todo aquel que disfrute del cine como arte.
Enmarcada en el género gótico made in italy su visionado hoy día resulta fresco
y vivo y su relato elocuente y estremecedor. Un clásico con todas las letras.
Veamos los
elementos que entran en este juego para semejante resultado.
Una
historia sobrecogedora
Un sádico barón decimononico, Kurt Menliff,
vuelve al castillo familiar después de ser repudiado por su padre al seducir a
la hija de la doncella de la familia que al ser abandonada por él, se quita la
vida. Allí descubre que su hermano Cristiano se ha casado con una antigua
amante suya, Nevenka. Kurt y Nevenka retoman su relación clandestina donde el
sadomasoquismo es la clave de su pasión. El barón aparece muerto por la daga
con la que se quitó la vida la hija de la doncella del castillo. A partir de
ahí, Nevenka es perseguida por el fantasma de Kurt que no deja de aparecerse
una y otra vez manteniendo sus morbosas relaciones con Nevenka. Su maldad
perdura más allá de la muerte flagelando el cuerpo de su cuñada amante. La
tragedia se extiende con la misteriosa muerte del padre de Kurt y Cristiano con
el mismo instrumento. En realidad Nevenka, pierde la razón y es ella se
convierte en la asesina inconsciente de sus actos que al intentar matar a Kurt,
inmersa en su irrealidad, termina por quitarse la vida y cae en brazos de su
marido.
Una
producción baviana
Si
consideramos que Bava consigue en solo tres semanas rodar semejante historia
con escasísimos medios más que un film es una epopeya. Y si a semejante talento
sumamos un reparto excepcional esto ya
es sublime. El perverso fantasma sadomasoquista no recae en un actor sino en un
icono del género, el mismísimo Christopher Lee en la cúspide de su carrera.
La hermosa
y sensual Nevenka es interpretada por Daliah Lavi, una desconocida actriz israelí
que enlaza en el entramado de manera natural. Su enfermiza relación con Kurt está
pintada magistralmente por la mano del director italiano que consigue crear una
atmosfera cargada de sombras y colores llenos de significado enmarcando al
relato con su inconfundible sello personal.
Romanticismo
desenfrenado, pasión carnal explicita, sádica morbosidad reluctante, necrofilia
en incesto en una decadente familia aristocrática perseguida por sus fantasmas
personales convierten a “La frusta e il
corpo” en una auténtico “capolavoro” del cine de autor con mayúsculas. El
genial Baba hace de la necesidad y la escasez una virtud logrando una calidad
artística insuperable.
Un párrafo
aparte merece la banda sonora a cargo de Carlo Rustichelli que otorga una
fuerza personal de una intensidad melodramática acorde con la obra. No podía
haber otra partitura ni otro Maestro para semejante osadía.
Fue un
fracaso comercial en Italia y tampoco consiguió el éxito merecido fuera de la
península. El látigo y el cuerpo” nunca se estrenó en España. El paso del
tiempo la convirtió en un auténtico film de culto y en el centenario del
nacimiento del Maestro Bava merecería ser reconocida como lo que es, una Obra
Maestra.