19 de mayo de 2015

RESCATANDO AL DOCTOR G. Y SU MAQUINA DE BIKINIS


Imaginaros estar a mediados de los 60 en Hollywood. Ahora nos disponemos a realizar un film y contamos con una productora en alza, un más que prolífico y talentoso director oscarizado, la deslumbrante ciudad de San Francisco como plató, un par de experimentados guionistas a cargo, un casting con reconocidos actores del cine y la televisión, una estrella juvenil del momento, hermosas actrices dispuestas a mostrarse sin tapujos ante la cámara, banda sonora dirigida por un músico de primer nivel con un tema principal interpretado por un exitosísimo grupo vocal y con el protagónico de una auténtica estrella como Vincent Price. Bueno, con todos estos elementos a disposición casi imposibles de reunir conseguiríamos un exitazo sin ningún tipo de duda. Pero sigamos aún un poco más. Haríamos una comedia satírica sobre un género en su pleno apogeo, el de las películas de espías y supervillanos al estilo James Bond que causan furor en todo tipo de público y en todo el mundo. Imposible fallar, nos espera el éxito, la fama, el dinero, la gloria…


A pesar de ello sin embargo DR. GOLDFOOT AND THE BIKINI MACHINE (En España Doctor G y su máquina de bikinis) es un auténtico fallo. Lo que la salva es tal vez el ambiente, la atmosfera de la época, su colorido natural y su espíritu que todo lo envuelve sin querer. Podríamos hablar de un desperdicio, una magnífica oportunidad perdida de conseguir un auténtico film de culto y popular y sin embargo nos queda la sensación de ver un producto hecho sin ganas, forzado, sin objetivos.
Producida por la American International Pictures (AIP), la empresa fundada por Samuel Z. Arkoff y James H. Nicholson (que encumbró a Roger Corman y Vincent Price con el conocido  “Ciclo Poe” y responsable de la producción de innumerables films indispensables del catálogo de la “Serie B” por más de tres décadas) nos cuenta La historia del Doctor Goldfoot, un malvado villano, mezcla de “mad doctor” y aristócrata decimonónico que pretende hacerse con las fortunas de impávidos millonarios fascinados y seducidos por bellos robots-mujeres de su creación. Ataviados en bikinis dorados los androides femeninos intentarán lograr su cometido a pesar de enfrentarse a un aprendiz de agente secreto y un ricachón engañado que tratarán de impedirlo.


La historia no está mal y a pesar de ser escrita por Elwood Ullman y  Robert Kaufman no logra coherencia dentro de la “psicotrónica” propuesta. Y eso que merito no les faltó a sus autores ya que podemos mencionar que Ullman fue un famoso guionista de comedias con el que cuenta en su haber innumerables episodios de “The Three Stooges” (Los tres chiflados) así como muchísimas comedias televisivas de la época. Kaufman otro tanto, con Emmy ganado y  guiones de muchos episodios de series como “I Dream of Jeannie" (Mi bella genio) o “Alfred Hitchcock Presents”.
Los astutos Arkoff y Nicholson encargaron la dirección a Norman Taurog, un auténtico veterano de Hollywood galardonado con el Óscar como mejor director en 1931. Taurog llegó a dirigir 180 películas, entre ellas las comedias interpretadas por Elvis Presley, Jerry Lewis y Dean Martin. En DGATBM no consigue revalidar títulos. Ni una idea original o atrevida se consigue ver en los 88 minutos del film.
En lo personal me resulta difícil y me duele decirlo de alguien como Vincent Price, que con una más que brillante filmografía de más de medio siglo interpretara aquí, tal vez uno de sus trabajos más pobres. El personaje, con una potencialidad increíble, no consigue plasmarse a pesar del talento indiscutido de Price. El Dr. Goldfoot es excesivamente amanerado, afeminado, con una casi nula cuota de esa malévola caballerosidad típica de los villanos interpretados por Price. Le falta fondo para desarrollar el personaje. Vincent hizo lo que mejor pudo pero evidentemente no alcanzó.


Sigamos por estricto orden de cartel. Qué podemos decir de Frankie Avalon… carilindo, cantante adolescente, actorcillo que fue convocado por el Duke John Wayne para “El Álamo” (¡!), fue protagonista de un sub-sub género como el de las películas de playa (también de la AIP). Su rol de un forzado espía aficionado casi idiota de nombre Craig, en lugar de conseguir sacar una sonrisa ante una situación supuestamente cómica provoca vergüenza ajena.


Dwayne Hickman es Todd Armstrong, un millonario embaucado por Goldfoot mediante la bella bikini machine Nº  11 que intenta despojarlo de sus riquezas. Hickman fue otro de los tantos actores "teenagers" de la televisión norteamericana aparecido en los años 50s. Su rol tampoco es que sea muy elaborado pero al menos da bien en cámara…


Es el turno para Susan Hart,  una bella morena casada (casualmente…) con el productor James H. Nicholson interpreta a el robot femenino Nº9 que solo viste bikini dorada, gabardina, tacones y sombrero creado por el Dr. Goldfoot para lograr su maléfico fin. Susan también fue (casualmente…) la protagonista de la serie de películas de playa de la AIP. Su rostro es conocido gracias a su actuación en films de la talla de “It Conquered the World”, ”Invasion of the Saucer Men”, “The Thing from Venus”, “The Amazing Colossal Man” entre otras delicadezas del género. Y ahí está en el film aportando la cuota sexy del proyecto y poco más.


Jack Mullaney interpreta a Igor, el torpe asistente del Dr. Goldfoot permanentemente humillado por él. Mullaney fue un buen y conocido actor del cine y la televisión que logra con su personaje hacer esbozar en algún momento una leve sonrisa.  Como en el caso de Vincent Price podría haberse conseguido muchísimo más…


Tenemos también una participación especial como la de Fred Clark interpretando a Donald, el tío del inútil de Craig (Frankie Avalon) al frente de la agencia de espías. Su sola aparición y su reconocidísimo rostro aporta un poco de aire fresco en la pantalla. Una pena que no haya aportado más minutos en el metraje. Clark fue un actor muy popular que participo en innumerables shows televisivos y películas por décadas. Un querido actor que aparece en muchos episodios de series legendarias como “I Dream of Jeannie”, “The Beverly Hillbillies”, “The Addams Family” o la magnífica “The Twilight Zone”.


No todo es desazón, hay aciertos también. La música de Les Baxter es maravillosa, un verdadero lujo al que nos tiene acostumbrados la AIP. Aquí el maestro de la “Exotic Music” aparece una vez más en su mejor nivel. También el pegadizo tema principal de la película interpretado por The Supremes, que por entonces contaba con su formación original, es decir Diana, Mary y Florence, no hace más que actuar como un bálsamo ente tanto desatino.
Una curiosidad digna de mención: la participación en una de las escenas de  “Sam & the Ape Men”, un ignoto grupo musical ataviados con ropas de cavernícolas de serie z sobre el escenario de un club. Según el relato de su guitarrista el grupo tocaba regularmente en “The Condor Club” del área Norte de San Francisco con el nombre de “The Flintstones”  y que para evitar problemas legales con el cartoon de Hanna y Barbera lo cambiaron. Se desconoce el paradero de la bailarina a go-go llamada Diane De Marco…


Además de los créditos iniciales y finales acorde a la moda de entonces, los zapatos “Aladino” dorados del Dr. Goldfoot, el homenaje al ciclo Poe de Roger Corman para la AIP  en un recorrido pictórico de los ancestros del Dr. Goldfoot y la cámara de torturas de “The Pit and The Pendulum”, poco más…
Hoy con la corrección política imperante en esta tiranía progre mundial, un film como DGATBM sería impensable. En principio sería tachada de sexista ya que absolutamente todas las mujeres que aparecen son simples objetos de explotación sexual, máquinas con cara bonita y cuerpo sin alma. El Dr. Goldfoot un pervertido que lo único que hace es humillar permanentemente a su esclavo Igor espetándole una catarata innumerable de insultos y agravios. Hay dos escenas que desatarían  la furia de asociaciones feministas. Debido a un error en su misión de robar el patrimonio de su víctima millonaria, Diane es castigada por el Dr. Goldfoot y la  vemos siendo torturada en una especie de silla eléctrica. El robot femenino gime con cada descarga de electricidad. En la segunda escena incorrecta la vemos arrodillada en el suelo fregándolo con un trapo ante las descargas eléctricas de un bastón empuñado por un fornido calvo de pie con pinta de ejecutor a las órdenes del Dr. Goldfoot. 
DGATBM pudo más, mucho más pero lamentablemente se quedó en ello. Aunque parezca increíble “Dr. G y su máquina de bikinis” tuvo una secuela italiana!!! Pero eso lo dejamos para otra ocasión.


¿Merece la pena desgajar una película fallida 50 años después? La respuesta es NO pero como tantas cosas de AUDERE que no tienen demasiado sentido y sin embargo ahí están…  A pesar de ello aquí la “rescatamos” al menos en parte debido justamente a esas “incorrecciones” que la hacen entrar en nuestra galería de películas especiales y diferentes en estos tiempos demasiado “correctos” para nuestro gusto.

Al fin y al cabo ¡Salud Doctor Goldfoot! Ojalá algún día domines el mundo con tus bikinis doradas y  finalmente se vaya todo a tomar por saco de una vez por todas!